Las herramientas del aprendiz, mensajes de profundización interior.
- logiagiordanobruno
- hace 5 días
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"Con sabiduría (a) se edificará la casa, y con prudencia (b) se afirmará; y con ciencia se llenarán las cámaras de todo (c) bien preciado y agradable." Proverbios 24:3-4
Como Aprendiz de la Masonería, uno de los primeros encuentros significativos son las herramientas que nos son presentadas y que tienen valores simbólicos. A la vista, pueden parecer simples instrumentos de trabajo —como el martillo, la regla o el mandil—, pero como cualquier símbolo, refleja una imagen mental que evoluciona con la experiencia, comprendo que en realidad se trata de enseñanzas vivas, cargadas de sentido, que me invitan hacer una introspección de mi ser.
Cada herramienta tiene un doble valor simbólico: uno práctico y otro espiritual. En la vida del obrero representan fuerza, medida, precisión y laboriosidad. En la vida del masón, son guías para construirnos por dentro. En mi vida personal y profesional, han sido elementos con los que crecí y hasta ahora van tomando la forma final en mi biblioteca de conceptos.
El martillo, por ejemplo, no es solo un instrumento para golpear. En el camino iniciático, representa la fuerza de voluntad que necesitamos para romper los hábitos que nos atan, las ideas rígidas, los miedos y defectos que nos impiden avanzar. Es con este martillo simbólico con el que comenzamos a labrar nuestra piedra en bruto y solamente al avanzar en el camino de la sabiduría es que podemos alcanzar la virtud. Por tanto, el martillo no solo representa la fuerza bruta, sino también la sabiduría (a) para golpear con precisión y desbastar las aristas de la piedra.
La regla de 24 pulgadas, dividida en partes iguales, nos enseña la importancia de ordenar el tiempo, de equilibrar nuestras obligaciones hacia nosotros, hacia los demás y hacia el Gran Arquitecto del Universo. Nos recuerda que el tiempo malgastado no se recupera, y que mi vida del masón debe ser meditada, medida y útil. El buen manejo del tiempo y su apreciación como un recurso finito en mi vida terrenal me incita a trabajar en la paciencia. La paciencia en el trabajo interno de la búsqueda de la virtud se traduce en prudencia (b), y la prudencia evitará que el martillo acierte un golpe erróneo en mi piedra, el cual no pueda ser corregido.
El mandil blanco de piel de cordero, símbolo de pureza y trabajo digno, nos invita a mantener nuestra conciencia limpia, a trabajar con humildad y sin manchar nuestras acciones con egoísmo, orgullo o hipocresía. Es el recordatorio visible de que toda obra que emprendamos debe nacer del bien y terminar en el bien. El mandil también me recuerda que soy aprendiz, que inicié un camino iniciático para conocerme y comprender al mundo de forma científica; al final, los resultados serán bienes preciados y agradables (c).
Otras herramientas, como la escuadra, el compás, el nivel y la plomada, completan el conjunto de símbolos que nos hablan de equilibrio, justicia, rectitud y verticalidad moral. Cada una nos habla al corazón, si estamos dispuestos a escucharlas.
Poco a poco, iré comprendiendo que el verdadero templo que debo construir está dentro de mí mismo. No hay muros ni columnas externas más importantes que la edificación del carácter, de la conciencia y del espíritu.
Como Aprendiz, estas herramientas no solo me sirven para entender mejor el simbolismo masónico. También me acompañan como recordatorios constantes de que cada día puedo ser mejor, más justo, más consciente. En ellas descubro un lenguaje silencioso que me habla del deber, del honor, del trabajo y del amor al conocimiento.
Y mientras avanzo en este sendero, comprendo que el Arte Real no consiste en dominar a otros, sino en aprender a dominarse a sí mismo con paciencia, voluntad y constancia. Esa es la verdadera obra, y estas herramientas, mis compañeras fieles en el taller de la vida.
Las herramientas me han sido dadas; el trabajo ahora es mío.
FUENTES:Basado en el Tema N° 12: Las herramientas del Aprendiz del documento “33 Temas del Aprendiz Masón” de Adolfo Terrones Benítez, Gdo. 32, y Alfonso León García, Gdo. 33.
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